lunes, 16 de febrero de 2009

Reseña sobre "EL ESTÁNDAR Y LA NORMA " (Isabel Guapo Rodríguez)

Este texto muestra las diferencias lingüísticas de los hispanohablantes. Confirma que los problemas de una lengua no están en que todos los individuos se expresen de la misma manera.
En la lengua se conocen varios registros dependiendo de quien sea nuestro destinatario, del conocimientos que tengamos , o de la adecuación y viabilidad. Se considera el lenguaje como un todo teniendo en cuenta también los elementos que los hablantes demuestran, ya que de otra manera sería inviable. Cada hablante debe tener la capacidad suficiente para decidir la forma correcta para sus enunciados.

Distinguimos la variedad estándar de la lengua que es la que se realiza en situaciones formales y en la modalidad escrita. Se difunde en las escuelas y en medios de comunicación, es propia de las relaciones oficiales . La lengua estándar tiene variantes que van desde la lengua coloquial, familiar hasta la académica . El estándar no es ni común ni general porque la aceptación de una norma ( ya sea lingüística o de cualquier otro tipo) dependerá de su aceptación y realización. Y no existe el hablante – oyente ideal de ninguna lengua, ya que todo el mundo mete la pata alguna vez, hasta las personas consideradas más cultas.

El autor dice que el poner nombres a los problemas no equivale a encontrar soluciones. Algunos efectos del carácter nominalista son: la originalidad y el casticismo.

La mayoría de los investigadores del léxico estimas que el vocabulario en los hablantes es muy débil.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Reseña sobre "el estandar y la norma" Francisco José Herrera López

Francisco José Herrera López
Lengua Española G-42


RESEÑA SOBRE EL ESTANDAR Y LA NORMA

El texto describe la situación que vive la lengua en nuestros días y la búsqueda por los hablantes de la lengua estándar. Asimismo, establece las relaciones entre los cambios sociales y las normas lingüísticas.

Se trata de un ensayo escrito por José Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos extraído de la obra Visiones Salmantinas de 1908.
En un primer bloque los autores exponen las necesidades de los hablantes de optimar la lengua y las modificaciones que realizan estos sobre ella. También enumeran ciertas características de las lenguas, como por ejemplo, su uniformidad.
Un segundo bloque trata sobre la estandarización de la lengua, su búsqueda por parte de los hablantes para hacer más cómodo su uso, sus características y sus etapas de evolución. Seguidamente indagan en dos fenómenos lingüísticos: la originalidad y el casticismo para terminar con una enumeración de los diferentes significados de la palabra estándar dada por diferentes lingüistas y las opiniones que estos dan sobre el tema.
Con varios ejemplos comienza el tercer bloque, dedicado a la norma, con la cual hemos de contar para un buen uso de la lengua. Los autores critican el desinterés de los hablantes por la misma y al final del texto expone una conclusión haciendo un llamamiento a los lingüistas para que ayuden a la sociedad a través de la lengua.

En el lado positivo, el texto ofrece muchos ejemplos, sus datos están contrastados –cualidad que aportan sus citas y aportaciones bibliográficas- y su contenido está bien estructurado. En cambio, la continua presencia de citas en otros idiomas hace difícil la comprensión de ciertos párrafos para aquel que desconoce idiomas distintos al castellano.

En conclusión, el texto aborda un tema importante para el conocimiento de cualquier persona desde el momento en que trata de la lengua. Su postura defiende la variedad lingüística y huye de una lengua común para todo el mundo. Pone en manos de los hablantes la responsabilidad de hacer crecer esa variedad de nuestra lengua y a los lingüistas como responsables de perpetuarla.

lunes, 9 de febrero de 2009

Reseña. " Sobre el estándar y la norma". Noemi González Murillo

En muchas ocasiones, deberíamos pararnos a pensar si realmente conocemos nuestra lengua, si nuestra forma de hablar se adapta a las normas establecidas por los lingüistas. Esto es uno de los problemas a los que nos podemos enfrentar.

Para intentar paliar las carencias que supuestamente todos tenemos con respecto a nuestra lengua, José Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos, nos hablan del estándar, aludiendo a que las lenguas no son uniformes, por lo que poseen una gama abierta de posibilidades que provoca variaciones en el lenguaje, pero no hay que olvidar que existen unas variedades particulares que se han establecido cultural o socialmente y que se han establecido como base o como modelos de buen uso de nuestra lengua.

Para entender mejor el sentido de la estandarización de una lengua, José Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos, establecen que " estándar" “es aquella forma de lengua que se impone en un país dado, frente a las variedades sociales o locales. Es el medio de comunicación más adecuado que emplean las personas que son capaces de servirse de otras variedades. Se trata de la lengua escrita y propia de las relaciones oficiales.”

Por lo general, no podemos precisar que es exactamente el estándar de una lengua. Una de las variedades de la lengua se considera más prestigiosa que las demás y acaba imponiéndose en el uso culto. A esa variedad la llamamos lengua estándar. La lengua estándar no coincide con ninguna variedad real, aunque suele identificarse con la empleada por las personas cultas en la Administración, la enseñanza y los medios de comunicación. Así se establece las diferencias sociales que se manifiestan en las diferencias de los usos lingüísticos.

Una de las cuatro etapas más importantes que se tienen más en cuenta en el proceso de formación de una variedad estándar, es la de codificación que es la que realmente requiere el trabajo de los lingüistas; que se encargan de establecer que es lo más correcto, prestigioso, adecuado... pero no solo deben estudiar lo incorrecto, lo anormal... sino que deben explicar porque es incorrecto, anormal...

También es importante destacar que no todos pueden acceder a registros formales, sino que solo hay que fijarse en el denominado "fracaso escolar", como un tipo especialmente grave de fracaso sociolingüístico.

La lengua estándar debe ser una variedad común a un conjunto de dialectos; para ello, la pronunciación refleja en lo posible la lengua escrita y se atenúan los rasgos particulares de una determinada región; se busca la mayor transparencia de significado y disponibilidad en el léxico, y en la gramática, las formas de consenso.

Funciona, también, como un modelo para toda la comunidad y en ese sentido sirve como referencia a todos los hablantes, con independencia de la variedad o variedades que cada uno emplee. En muchos otros países, pueden pensar que el estándar de una lengua es "la variedad de intercambio de una comunidad lingüística, con carácter supra regional, que está por encima de las lenguas coloquiales y los dialectos y es normalizada y transmitida de acuerdo con las reglas de uso oral y escrito correcto que se transmite en las escuelas y favorece el ascenso social." Para Jäger, es la lengua utilizada en los estratos cultos e intermedios, pero sin embargo para Steger, la lengua estándar solo se refiere a los cultos.

Una de las conclusiones a las que llegan José Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos es que `la sociolingüística moderna nos ha informado sobre como entre los distintos grupos sociales existen importantes diferencias cualitativas y cuantitativas que afectan a todos los niveles lingüísticos´. No todos pueden acercarse a la lengua estándar considerando a esta como una especie de lengua ideal, formada por la intersección de otras variedades, ni a la hora de hablar ni de escribir, por lo que se considera imprescindible una buena enseñanza lingüística.

La lengua estándar es, además, una fuente primordial para fijar la norma, es decir, el conjunto de usos lingüísticos que se consideran correctos. Podemos situar la norma a medio camino entre el plano meramente gramatical y el de su uso. La Norma Lingüística es el conjunto de prescripciones gramaticales y coincide con el uso generalmente aceptado de una lengua estándar o variedad lingüística estandarizada. También se aplica el término norma lingüística (con minúscula) a cualquiera de estas prescripciones concretas.

La norma está constituida por las estructuras fijadas social o tradicionalmente en una comunidad de habla concreta, y son de uso general dentro de dicha comunidad lingüística. La norma está ahí y nos guste o no tenemos que contar con ella ya sea con el poco entusiasmo como demuestra Ignacio Bosque.

Llegados a este punto, debemos hacer un esfuerzo por conocer nuestra lengua, a pesar del desinterés que mostramos los hispanohablantes en los asuntos del lenguaje, y intentar no centrarse solo en lo que está bien y lo que está mal.

Reseña de " Sobre el estándar y la norma". Cristina Martín Prados

La lengua siempre ha presentado una serie de problemas, y algunas personas los quieren solucionar buscando que todos los hablantes de esa lengua se expresen de la misma manera, casualmente esa manera corresponde con la suya propia.

Jose Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos nos hablan en primer lugar del estándar y para ello nos explican que las lenguas no son sistemas uniformes y que existen diferentes dominios, las personas elaboramos los mensajes condicionados por varios factores como por ejemplo lo que conocemos o presuponemos acerca de los destinatarios, de nuestra relación con ellos, por nuestros conocimientos del mundo, por nuestras experiencias, por lo que ya hemos dicho y también por lo que nos proponemos decir, etc.., Hay quien relaciona la variación de las lenguas con algo negativo, sin embargo, es, sin más, un atributo natural de los sistemas lingüísticos.

Una vez acarado este aspecto, establecen una definición de estándar: “es aquella forma de lengua que se impone en un país dado, frente a las variedades sociales o locales. Es el medio de comunicación más adecuado que emplean las personas que son capaces de servirse de otras variedades. Se trata de la lengua escrita y propia de las relaciones oficiales.”
El estándar es un aspecto bastante complejo, y por eso la codificación de los estándares sólo suele ser suficientemente completa en los niveles lingüísticos menos complejos.

El estándar de una lengua está siempre relacionado con los usos lingüísticos de las clases más altas de una sociedad y por ese motivo se ha definido el llamado “fracaso escolar” como un tipo de fracaso sociolingüístico. Aún así no se debe discriminar a las personas por sus usos lingüísticos Sledd lo explica de la siguiente manera: “Ninguna lengua estándar favorece las diferencia sociales, sino que son los dialectos o las variantes sub-estádares, de ámbito restringido, los que tienden a perpetuar la estratificación social discriminadora”.

Tras una breve de investigación incluyendo citas con mención al estándar, Jose Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos, llegan a la conclusión de que la lengua estándar no es la que se habla habitualmente, ni la que todos hablamos, no corresponde con la lengua general o la lengua común. No existe el hablante-oyente ideal de ninguna lengua o variedad.
Muchas personas opinan que la mayoría de los hablantes españoles usamos una variedad que está muy cercana al “estándar” y estas mismas personas son las que opinan que actualmente se habla muy mal y se escribe peor, aspecto que es totalmente contradictorio.

Intentando definir estándar, damos cuenta de la inexistencia de nominalismo a la hora de delimitar éste concepto, además de que la formación y el mantenimiento de estándar es un fenómeno social para la lengua. Pero este aspecto tiene un contraargumento, y es que hay algunos pensadores que opinan que la imprecisión del concepto de estándar es un elemento capaz de destruir el concepto.

En definitiva, ‘el estándar es una superestructura que supone la oficialización de una opción, entre muchas otras. Aceptarla, sitúa dentro de las convenciones prestigiadas de un determinado grupo, ya sea el de la burguesía media, o se trate de las convenciones que rigen entre los miembros de una banda juvenil’

Los autores de “Sobre el estándar y la norma” como el mismo título indica aparte del estándar también hablan sobre la norma. La norma se encuentra a medio camino entre la gramática y el uso.
La norma está ahí nos guste o no hay que asumirla y aceptarla con más o menos entusiasmo, siempre hay que contar con la norma y conocerla. Hay que saber acoplar la forma de hablar a las distintas situaciones. Los gramáticos nos animan a tener un conocimiento adecuado de la norma , ya que no es un asunto que no tenga importancia, sino que puede llegar a condicionar la relación social.

lunes, 2 de febrero de 2009

Sustantivos heterónimos


Una de las principales dificultades que presenta la lengua española en su aprendizaje, es especificar el género de los sustantivos, sobre todo cuando se trata de sustantivos heterónimos.
Segun Isabel Alamar, el género es un accidente gramatical que sirve para indicarnos, entre otras cosas, que una palabra es masculina, femenina, o de género común (o sea que su forma sirve tanto para el masculino como para el femenino); en realidad, se trata de un recurso sintáctico del que dispone la lengua para expresar la concordancia.
Lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en buscar el género de un sustantivo es recurrir a la oposicion de -a frente a -o, como por ejemplo: chico/chica, perro/perra... Pero con los sustantivos heterónimos no ocurre esto. La palabra heteronimia es de etimología griega, los lexemas que la componen son hetero- (diferente) y -nimia (nomos, nombre). Los sustantivos heterónimos son un fenómeno por el cual dos palabras que corresponden a dos términos gramaticales en oposición proceden de raíces diferentes, por ejemplo: vaca/toro; caballo/yegua; jinete/amazona... Por ejemplo:

- ‘En Entre Ríos la falta de agua ha matado a miles de vacas’
- ‘Pericalvo, propiedad de Cartagena, baila en la cara del toro, y la yegua Carioca, del mismo rejoneador, coloca sus manos en el estribo de la barrera´
- ‘Ella es una secretaria; él, un corredor de apuestas con un caballo ganador’

En los ejemplos expuestos anteriormente, podemos encontrar parejas de palabras como vaca/toro( vacca-taurus ) y caballo/yegua( eqŭa-caballus) , que provienen del Latín donde la heteronimia estaba ya presente al no proceder de un lexema común.
En conclusión, el desconocimiento de las palabras heterónimas puede llevar al error de dar un significado a las palabras que nada tiene que ver con lo que queremos decir. Por ejemplo, si en vez de utilizar el término amanazona como femenino de jinete, usamos jineta, cambiaríamos el significado de la oración.
- La amazona saltó el seto ( femenino de jinete)
- La jineta saltó el seto ( Mamífero vivérrido )

Infografía

- ALAMAR, Isabel, ¨El cajetin de la lengua¨ Disponible en internet:


- Real Academia Española , Disponible en internet: