lunes, 9 de febrero de 2009

Reseña de " Sobre el estándar y la norma". Cristina Martín Prados

La lengua siempre ha presentado una serie de problemas, y algunas personas los quieren solucionar buscando que todos los hablantes de esa lengua se expresen de la misma manera, casualmente esa manera corresponde con la suya propia.

Jose Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos nos hablan en primer lugar del estándar y para ello nos explican que las lenguas no son sistemas uniformes y que existen diferentes dominios, las personas elaboramos los mensajes condicionados por varios factores como por ejemplo lo que conocemos o presuponemos acerca de los destinatarios, de nuestra relación con ellos, por nuestros conocimientos del mundo, por nuestras experiencias, por lo que ya hemos dicho y también por lo que nos proponemos decir, etc.., Hay quien relaciona la variación de las lenguas con algo negativo, sin embargo, es, sin más, un atributo natural de los sistemas lingüísticos.

Una vez acarado este aspecto, establecen una definición de estándar: “es aquella forma de lengua que se impone en un país dado, frente a las variedades sociales o locales. Es el medio de comunicación más adecuado que emplean las personas que son capaces de servirse de otras variedades. Se trata de la lengua escrita y propia de las relaciones oficiales.”
El estándar es un aspecto bastante complejo, y por eso la codificación de los estándares sólo suele ser suficientemente completa en los niveles lingüísticos menos complejos.

El estándar de una lengua está siempre relacionado con los usos lingüísticos de las clases más altas de una sociedad y por ese motivo se ha definido el llamado “fracaso escolar” como un tipo de fracaso sociolingüístico. Aún así no se debe discriminar a las personas por sus usos lingüísticos Sledd lo explica de la siguiente manera: “Ninguna lengua estándar favorece las diferencia sociales, sino que son los dialectos o las variantes sub-estádares, de ámbito restringido, los que tienden a perpetuar la estratificación social discriminadora”.

Tras una breve de investigación incluyendo citas con mención al estándar, Jose Antonio Pascual Rodríguez y Emilio Prieto de los Mozos, llegan a la conclusión de que la lengua estándar no es la que se habla habitualmente, ni la que todos hablamos, no corresponde con la lengua general o la lengua común. No existe el hablante-oyente ideal de ninguna lengua o variedad.
Muchas personas opinan que la mayoría de los hablantes españoles usamos una variedad que está muy cercana al “estándar” y estas mismas personas son las que opinan que actualmente se habla muy mal y se escribe peor, aspecto que es totalmente contradictorio.

Intentando definir estándar, damos cuenta de la inexistencia de nominalismo a la hora de delimitar éste concepto, además de que la formación y el mantenimiento de estándar es un fenómeno social para la lengua. Pero este aspecto tiene un contraargumento, y es que hay algunos pensadores que opinan que la imprecisión del concepto de estándar es un elemento capaz de destruir el concepto.

En definitiva, ‘el estándar es una superestructura que supone la oficialización de una opción, entre muchas otras. Aceptarla, sitúa dentro de las convenciones prestigiadas de un determinado grupo, ya sea el de la burguesía media, o se trate de las convenciones que rigen entre los miembros de una banda juvenil’

Los autores de “Sobre el estándar y la norma” como el mismo título indica aparte del estándar también hablan sobre la norma. La norma se encuentra a medio camino entre la gramática y el uso.
La norma está ahí nos guste o no hay que asumirla y aceptarla con más o menos entusiasmo, siempre hay que contar con la norma y conocerla. Hay que saber acoplar la forma de hablar a las distintas situaciones. Los gramáticos nos animan a tener un conocimiento adecuado de la norma , ya que no es un asunto que no tenga importancia, sino que puede llegar a condicionar la relación social.

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